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Cómo hacer Geología desde satélites. Cómo aplicarlo en Colombia

Cómo hacer Geología desde satélites. Cómo aplicarlo en Colombia

La geología satelital ha revolucionado la manera en que se estudian los recursos naturales, los riesgos geológicos y la dinámica del cambio climático. Mediante la observación remota, es posible analizar vastas extensiones de terreno sin necesidad de presencia física, lo que ahorra tiempo y recursos. A nivel mundial, existen más de 500 satélites dedicados a la observación terrestre, operados por agencias como la NASA de USA, la ESA de la Unión Europea y la ISRO de la India. Entre los más avanzados se encuentran los Sentinel de la ESA, dedicados a monitoreo ambiental y de suelos, los Landsat de la NASA, utilizados para estudios geológicos y de vegetación, y los satélites de radar como ALOS de Japón, TerraSAR de Alemania o RADARSAT de Canadá para observar deformaciones terrestres. En América Latina, Brasil y Argentina lideran el desarrollo de satélites de observación con el CBERS y SAOCOM, respectivamente. En Colombia, el país cuenta con dos nanosatélites de la fuerza aérea colombiana, pero su capacidad es limitada para aplicaciones geológicas.

Uno de los mayores beneficios de la geología satelital es su capacidad para aportar al mapeo de recursos naturales de manera eficiente. Mediante técnicas de teledetección e interpretación avanzadas, se pueden identificar áreas con potencial en recursos estratégicos como el cobre, el litio y el uranio, esenciales para la transición energética. También facilita el análisis de acuíferos subterráneos y la detección de contaminación en cuerpos de agua. En términos de riesgos geológicos, la observación satelital es clave para monitorear movimientos en masa, zonas de subsidencia y actividad volcánica, proporcionando datos cruciales para la gestión del territorio. Una de las aplicaciones más prometedoras es la geotermia, donde los satélites permiten detectar anomalías térmicas que sugieren actividad geotérmica en profundidad. También se utilizan para evaluar el almacenamiento de CO2 en formaciones geológicas, una estrategia clave para mitigar el cambio climático. Además, los sistemas de pronóstico climático basados en datos satelitales ayudan a pronosticar eventos extremos como huracanes y sequías, permitiendo una respuesta rápida y efectiva en regiones vulnerables

En Colombia, donde el 70% de la población depende de fuentes hídricas altamente vulnerables al cambio climático, el análisis satelital resulta fundamental para monitorear el retroceso de glaciares en zonas como la Sierra Nevada de Santa Marta o la Serranía del Cocuy, lo que permitiría implementar medidas preventivas ante la pérdida de reservas de agua dulce. Además, para avanzar en la transición energética y diversificar la matriz energética del país, los datos satelitales, facilitarían la evaluación del potencial geotérmico en regiones como Paipa-Iza y el Volcán Nevado del Ruiz, el monitoreo de emisiones de metano en los campos petroleros de los Llanos Orientales, y la identificación de formaciones geológicas adecuadas para el almacenamiento de CO2 en el Valle Medio del Magdalena. Similarmente, la prevención de desastres naturales como los movimientos en masa ocurridos en Mocoa y Manizales, pueden ser monitoreados a partir de técnicas avanzadas como la Interferometría de imágenes satelitales de radar (InSAR), que detectan desplazamientos del terreno con precisiones milimétricas.

Los centros de procesamiento de imágenes satelitales también juegan un papel clave en la interpretación de datos. A nivel mundial, destacan el Centro de Datos de Observación de la Tierra de la NASA, el Servicio Geológico de los Estados Unidos, La Instalación Satelital de Alaska ( ASF ) y el Instituto de Tecnología de Sensores Remotos de la ESA. En América Latina, el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (INPE) de Brasil es líder en el análisis de imágenes satelitales. En Colombia, el Servicio Geológico Colombiano (SGC) y el IDEAM procesan algunos datos cedidos por agencias internacionales, pero el país carece de un centro de procesamiento e interpretación especializado en geología satelital. Una propuesta viable sería la creación de un Instituto Nacional de Observación Geoespacial, que concentre capacidades en modelado geológico, pronósticos de desastres y monitoreo ambiental.

Surge entonces la pregunta: ¿Debería Colombia tener más satélites dedicados a la geología y la gestión ambiental? La respuesta es sí. Sin embargo, los altos costos de desarrollo y mantenimiento, así como la falta de una política espacial robusta, han impedido la consolidación de un programa nacional en este ámbito. Países como Argentina y Brasil han logrado avances significativos en esta área gracias a la inversión estatal y la cooperación internacional. En Colombia, una alianza entre el SGC, universidades y el sector privado podría ser clave para desarrollar capacidades en observación satelital y reducir la dependencia de datos extranjeros.

La geología satelital representa una oportunidad única para mejorar la gestión de los recursos naturales y enfrentar los desafíos del cambio climático en Colombia. Con la creación de un centro de procesamiento especializado y una política de inversión en satélites propios, el país podría posicionarse como un líder en América Latina en el uso de tecnología espacial aplicada a las geociencias. El futuro de la geología colombiana está en el espacio, y es momento de aprovechar su potencial.

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