GeoTech Risk Consulting

GeoTech Risk Consulting. 22/02/2025
Por PhD(c) Miguel Lizarazo.

Tiempo de lectura: 5 minutos

Nuevas Tecnologías en Geociencias. Un Pilar para el Futuro. ¿Cómo le va a Colombia?

Nuevas Tecnologías en Geociencias

Las geociencias han sido fundamentales para comprender nuestro planeta y anticipar fenómenos naturales que pueden afectar la vida humana. Hoy, más que nunca, la tecnología está revolucionando esta disciplina, permitiendo análisis más precisos y en tiempo real. Desde la exploración de recursos hasta la mitigación de desastres naturales, la innovación en software, instrumentación y modelos de pronóstico está transformando la manera en que interactuamos con la Tierra. Pero, a pesar de estos avances, América Latina y, en particular, Colombia enfrentan grandes desafíos en la formación y el reconocimiento de profesionales en geociencias, lo que limita la implementación efectiva de estas herramientas

Uno de los avances más impactantes es el uso de software de modelado y procesamiento de datos geofísicos. Programas como ISCE y Mintpy para interferometría de radar (InSAR), SeisComp y ObsPy para análisis sísmico, o Leapfrog y Petrel para modelado geológico, han facilitado el trabajo de geocientíficos al permitir análisis detallados con datos en tiempo casi real. Estas herramientas, combinadas con inteligencia artificial y aprendizaje automático, han mejorado el pronostico de sismos, deslizamientos de tierra y otros eventos geodinámicos. Sin embargo, en países como Colombia, el acceso a estos programas y la capacitación en su uso siguen siendo limitados debido a restricciones económicas y falta de políticas que promuevan su adopción en instituciones públicas y privadas.

En el ámbito de la instrumentación, los avances han sido notables. Sensores GNSS de alta precisión, sismómetros de banda ancha y estaciones meteorológicas inteligentes han permitido la captura de datos con una resolución sin precedentes. La implementación de redes de monitoreo denso, como las desplegadas en Japón y California, han demostrado su efectividad en la reducción del impacto de desastres. Colombia, con su alta actividad sísmica y volcánica, requiere una red más robusta y modernizada, pero el financiamiento y la falta de especialistas dificultan su desarrollo. Contar con geocientíficos bien formados es clave para interpretar estos datos y convertirlos en estrategias de mitigación efectivas.

Los modelos de pronóstico también han evolucionado con la integración de datos en tiempo real. El uso de inteligencia artificial en el pronóstico de la amenaza sísmica, la modelación de deformaciones del terreno con algoritmos de machine learning y la simulación numérica de procesos geológicos son ejemplos de cómo la tecnología está permitiendo reducir la incertidumbre en escenarios de riesgo. No obstante, para que estos avances sean efectivos en América Latina, se requiere una mayor inversión en centros de investigación y una estrecha colaboración entre universidades, gobiernos y el sector privado. Sin una visión estratégica a largo plazo, los avances tecnológicos no se traducirán en beneficios reales para la sociedad.

A nivel global, países como Estados Unidos, Alemania y China han comprendido la importancia de la geociencia aplicada, invirtiendo en infraestructura y formación especializada. En América Latina, el rezago es evidente: menos del 1% del PIB de la región se destina a investigación y desarrollo, mientras que en Colombia la cifra es aún menor. Sin inversión en investigación y acceso a tecnologías de vanguardia, la región seguirá dependiendo de modelos desarrollados en el extranjero, lo que puede limitar la toma de decisiones adaptadas a sus particularidades geológicas y climáticas.

La necesidad de investigadores en geociencias es urgente. Colombia, con su compleja geodinámica, enfrenta desafíos en exploración de recursos, prevención de desastres y adaptación al cambio climático. Invertir en formación, acceso a tecnología y redes de monitoreo es crucial para garantizar un desarrollo sostenible y resiliente. La tecnología ha avanzado, pero sin el talento humano adecuado para interpretarla y aplicarla, sus beneficios seguirán siendo un privilegio de unos pocos. Es hora de reconocer que las geociencias no solo son esenciales, sino que deben ser una prioridad en la agenda nacional y regional.

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